Equipos de Fórmula 1 y su presupuesto 2019.

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De los casi 470 millones de euros de Mercedes a poco menos de 140 millones de euros de Toro Rosso. Son 330 millones de euros de diferencia o, si lo prefieren, se puede decir que la marca de la estrella gasta más del tripe que la firma de Faenza. Pese a la admitida necesidad de reducir costos, el presupuesto de los equipos en F1 será un 10% mayor que el del año anterior y se superarán los 2.650 millones de euros. Las diferencias de rendimiento entre los equipos de primera y segunda parecen proporcionales a las diferencias de dinero.

Esta espectacular diferencia sirve para ilustrar el abismo entre primera y segunda división. Business Book acaba de publicar los presupuestos de los equipos de Fórmula 1 para 2019.

Las cuentas que anualmente hace Marc Limacher incluyen tres columnas: los ingresos por patrocinio, los de los ingresos por derechos comerciales y la tercera, la de la aportación de los socios o asociados. Estos no aportan dinero líquido, sino que su contribución es a través de de servicios, suministros o tecnología; pero es dinero que se ahorran de pagar o invertir las escuderías; globalmente es casi una quinta parte de sus presupuestos globales.

Las conclusiones a las que ha llegado Limacher son claras. Por ejemplo, pese a que tanto se habla de reducción de costes como necesidad prioritaria, todos los equipos han aumentado sus gastos –directa o indirectamente– con respecto al año pasado y en algunos casos, de forma significativa.

Y de otra, que son muchos los equipos que están por debajo del techo presupuesto que se quiere imponer; si no tenemos en cuenta el coste de motores, salario de los pilotos, costos de marketing y de viajes. De hecho, casi todos menos los tres grandes.

McLaren estuvo con ellos, con los grandes en términos de presupuesto en la época de la generosidad de Honda, pero con el cambio de motor tuvieron que recortar: de ingresar 100 millones de euros, se dice, y tener motores gratis a pagar motores a Renault media un abismo.

Las cifras indican o ayudan a explicar muchas cosas. Por ejemplo, las dificultades que tiene Renault para acercarse a la primera división. Por filosofía, los franceses gastan dos tercios, menos incluso, que los grandes. Y no quieren crecer de forma espectacular si de verdad se impone el límite presupuestario. También en personal se mantiene esa diferencia. Y así resulta complicado. Algo similar sucede con Alfa Romeo. El cambio operado en el que fuera Sauber ha obligado a una fuerte inversión, pero está claro que esto sólo es el primer paso.

Sólo Williams ha reducido su presupuesto, ha perdido socios e ingresa menos por derechos comerciales, pero al parecer ingresa más por patrocinios. Es también el único equipo que cotiza en bolsa, lo que le obliga a cuidar sus cuentas. El equipo que más aumenta presupuesto es Red Bull. La clave está en la llegada de Honda. Aunque su contribución no llega a las cifras que los japoneses habían invertido en McLaren, es muy significativa. Y además cuenta con la aportación de Aston Martin a cambio de apoyo en el diseño de nuevos productos como el Valkyrie.

En Renault; el grupo ha aumentado sustancialmente su aportación porque no puede permitirse estar en el pelotón de segunda.

Está claro que los equipos dependientes de una marca, que defienden unos colores y por tanto un prestigio, tienen una ventaja sustancial. No sólo tienen motores gratis, sino a la medida. Y por si fuera poco, el patrocinador principal es de casa.

Así, la brecha entre primera y segunda división queda mucho más explicada. Es lógica y coherente. Entre equipos de presupuesto similares, es cierto que unos millones arriba o abajo tienen poca importancia, pero cuando se habla de diferencias superiores al 20% y en muchos casos del 50 o 60%, está claro que la brecha es excesiva.

Y bien, si el dinero no garantiza los resultados, es cierto que sin él lo primero es difícil de obtener y lo segundo se torna imposible.